Este peculiar aparato, además de circular por tierra y deslizarse sobre el agua, puede despegar y volar al alcanzar una velocidad de unos 70 kilómetros por hora. Herman tardó 10 años en diseñar su ingenio.
Una ventaja de la lancha es que no requiere de una licencia de piloto para volarla.
La base del aparato es una lancha normal a la que Rudy añadió alas de fibra de vidrio (extraíbles) y cambió su motor original. En reemplazo la lancha volante usa el motor de un Subaru de 1,8 litros y en modo de vuelo alcanza una velocidad de unos 160 kilómetros por hora (con dos personas a bordo o 160 kilos de carga). La máxima altura en vuelo es unos 3 metros.
Según el inventor, su lancha podría ser una herramienta perfecta para los agricultores.
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